Everything Everywhere All At Once es una obra maestra cinematográfica que desafía las convenciones del cine moderno y se adentra en un viaje emocional, filosófico y visualmente deslumbrante. Dirigida por Daniel Kwan y Daniel Scheinert, conocidos colectivamente como los Daniels, esta película mezcla ciencia ficción, acción, comedia, drama y elementos surrealistas en una experiencia única que no deja indiferente a nadie.
La trama sigue a Evelyn Wang (interpretada por Michelle Yeoh), una mujer de mediana edad, inmigrante china en los Estados Unidos, que lleva una vida común y bastante caótica. Está atrapada en su negocio de lavandería, su relación con su esposo Waymond (Ke Huy Quan) es tensa, y su hija Joy (Stephanie Hsu) está distanciada. La vida de Evelyn da un giro inesperado cuando se ve involucrada en una serie de eventos multiversales, en los cuales se enfrenta a versiones alternativas de sí misma mientras trata de salvar no solo su propio mundo, sino múltiples dimensiones.
La premisa básica podría sonar complicada, pero lo que hace que Everything Everywhere All At Once funcione es su habilidad para mezclar lo grandioso y lo personal. Aunque la película se mueve entre dimensiones y realidades, su verdadero corazón está en las relaciones familiares, la identidad y el significado de la vida en un universo aparentemente caótico.
A pesar de su apariencia absurda y cómica, Everything Everywhere All At Once es una reflexión profunda sobre la vida, el destino, la búsqueda de propósito y las conexiones humanas. La película aborda temas como la presión de las expectativas familiares, la lucha por encontrar nuestra identidad en un mundo cada vez más complejo, y la importancia de la empatía.
Uno de los mensajes más poderosos de la película es la idea de encontrar la paz y el amor en medio del caos. Aunque las versiones alternativas de Evelyn exploran caminos diferentes, es la aceptación de su vida tal como es, con todas sus imperfecciones, lo que finalmente le permite sanar y conectar con quienes más ama.